sábado, noviembre 9, 2024
Turismo

4 ciudades de parada obligada en la costa Amalfitana

La costa Amalfitana es uno de los sitios más bellos y tranquilos de la costa mediterránea. A continuación, te traemos 4 de los lugares de parada obligada a lo largo de la bahía napolitana: Capri, Pompeya, Sorrento y Amalfi.

 

Capri

Capri Via Krupp

Capri es la minúscula isla de 10 kilómetros cuadrados con las mejores vistas de la bahía napolitana donde todo es diminuto: las calles, las plazas, los caminos… Con decir que el lugar más popular de la isla se llama Piazzetta, poco más se puede añadir. Un funicular une el puerto con el centro de la capital, mientras que para subir hasta el Monte Solaro se necesita un telesilla. Cada recoveco está cuidado y mimado, hasta el punto de que los únicos vehículos que pueden moverse por sus callejuelas son cochecitos eléctricos que se usan para transportar bienes de consumo o las maletas de los turistas que no se atreven a cargar con ellas por las empinadas cuestas de la ciudad.

Todo tiene un toque sofisticado en Capri. De los cafés a las tiendas, de la Casa Rosa de Anacapri al casi oculto restaurante en el que todas las noches cenaba el escritor Graham Greene allá por los años cincuenta. Y si bien hay obras un tanto hercúleas como la Via Krupp -un serpenteante camino excavado en la roca-, la joya más recóndita es el mosaico de la iglesia de San Michele. Se trata de una representación de la expulsión de Adán y Eva del paraíso y ocupa todo el pavimento del templo.

Pompeya

Pompeya Volcan Vesubio

A media hora de Herculano se encuentra la famosa Pompeya,  ciudad recorrida por amplias avenidas pavimentadas de sillares a cuyos lados se sitúan mansiones milenarias con nombres tan peculiares como Casa del Fauno, Casa de los Cupidos Dorados, Villa de los Misteriosos o Casa de los Criptopórticos. Dotada de un pequeño teatro y otro más grande, adosados el uno junto al otro, el mayor atractivo de Pompeya reside probablemente en sus ciudadanos, ahora estatuas petrificadas después de ser cubiertos por la lava del volcán Vesubio en el año 79.

El volcán se halla a la misma distancia de Herculano y Pompeya, y merece la pena subir y asomarse a esa boca de 200 metros de profundidad y 600 de diámetro que ahora está calmada, pero a la que se le intuye su poder destructivo. A la vez, produce una tierra fértil, tal y como atestiguan los tomates que se cultivan en sus laderas, conocidos por ser los más jugosos de Italia y adornar la vera pizza napoletana.

Sorrento

Sorrento

A media hora en ferrocarril del Vesubio y asentada sobre un risco nos encontramos con Sorrento, villa aromática inundada por el perfume de los limones que cautivó al gran tenor Enrico Caruso. A partir de la plaza Tasso, se recorre un laberíntico casco viejo peatonal desde la que tal vez sea la heladería más famosa de Italia hasta el Museo de la Marquetería.

Ciudad tranquila donde las haya, han de destacarse dos rinconcitos: los claustros de la iglesia de San Francesco, en los que podemos ver los arcos y capiteles envueltos por violetas buganvillas; y el Orto Cataldo, un limonar donde pasear por la sombra de los árboles. Los enormes y rugosos limones de la Campania son el gran tesoro gastronómico de Sorrento.

Amalfi

Amalfi

La impactante Amalfi es la ciudad que da nombre a este litoral y que, a primera vista, parece una torre de Babel de colores claveteada a la pared rocosa. Sus callejuelas en pendiente, a menudo escalonadas, en ocasiones cruzadas por pasajes elevados y a veces convertidas en túneles, es mejor recorrerlas a pie para desembocar en la plaza de la catedral, donde se encuentra el Duomo, el edificio más bello de la ciudad. Levantado en honor a San Andrés, realza su grandeza con una regia escalinata que precede a su pórtico dorado. La torre del campanario se asemeja a un minarete marroquí, mientras que sus puertas de bronce forjadas hace mil años, fueron arrancadas de Constantinopla y llevadas hasta Amalfi para guardar el claustro del templo.

Fuera del Duomo reina la estatua de una mujer de la que cuyos pechos mana el agua que sirve de fuente a la plaza. A partir de este punto vale perderse por el casco viejo, donde destaca la Via Lorenzo, la más comercial de la ciudad y que acaba en el Museo Cívico.

¿Y cómo llegar a la costa Amalfitana? En barco existe una conexión entre Barcelona y Civitavecchia, al norte de Roma, ciudad en la que también hay mucho que ver.

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