6 islas para disfrutar del crepúsculo veraniego Mediterráneo
Con el crepúsculo de agosto parece que el verano llega a su fin, sin embargo, el mes de septiembre aún permite al turista disfrutar del Mediterráneo de una forma algo más particular y, seguramente, de manera más calmada debido a la reducción en el flujo de turistas. A continuación os mostramos algunas de las islas mediterráneas más ideales para disfrutar de estas semanas de transición entre el verano y el otoño:
Córcega (Francia)
Córcega es un bellísimo paraíso natural con una costa de más de doscientos kilómetros de arena blanca y aguas cristalinas que contrasta con el verde de su interior. Una de las perlas de Córcega reside en Escandola, una Reserva Natural que, junto a Girolata y las Calanques, está catalogada como Patrimonio de la Humanidad debido a su biodiversidad excepcional y sus espectaculares fondos marinos.
Corfú (Grecia)
Esta es una de esas islas que parecen premeditadamente concebidas para el relax. La combinación de naturaleza, patrimonio, historia y playa la convierten en el lugar idóneo para ello. Con maravillas naturales como el Monte Patocrátor y playas como las de Jalicunas, Marahias, Skudo, Bitalades, Perulades y el Canal D’Amour, Corfú, que da nombre a la isla, se convierte en una de las capitales más bellas de Grecia. El conjunto de iglesias bizantinas, monasterios, fortalezas venecianas y callejuelas medievales completan el encanto de este enclave.
Djerba (Túnez)
En el golfo de Gabés, frente a las costas de Túnez, se encuentra Djerba, una pintoresca ciudad cuyas medinas, mercadillos, palmerales y playas, algunas infinitas como las de Seguia, Sidi Mahrez y Rass Taguerness, la convierten en un oasis de relax y placer. No es casualidad que Ulises sucumbiera a sus encantos, mientras que las visitas de romanos, vándalos, bizantinos y árabes se evidencian en las huellas que dejaron.
Islas Eolias (Sicilia, Italia)
Las islas Eolias son puro Mediterráneo. Sus olivos, volcanes, playas negras y grises, sus reminiscencias griegas y romanas, las construcciones góticas y barrocas, los puertos pesqueros, los acantilados de vértigo, las grutas salvajes, etc. son los elementos propios de este tipo de islas volcánicas tan características del Mediterráneo. Lípari, Vulcano, Stromboli, Salina, Panarea, Alicudi y Filucudi son las siete islas volcánicas que conforman este atractivo archipiélago.
Ibiza (España)
Ibiza destaca por su biodiversidad natural y su herencia cultural. Sus fondos marinos sirven de hábitat a multitud de especies y las densas colonias de posidonia sirven para preservar el agua cristalina de los islotes de Es Vedrà y Es Vedranell. Para contemplarlos en todo su esplendor hay que tomar la carretera que enlaza las calas de Es Cubells y de L’Hort y tomar el desvío al mirador de Es Sabinar, una antigua torre-vigía que se emplaza justo enfrente. Esta reserva natural de paredes escarpadas y grutas es magnífica para la observación de aves. Estos tesoros sirvieron para que la Unesco le otorgase el título de Patrimonio de la Humanidad en 1999.
Isla de la Maddalena (Cerdeña, Italia)
En el fantástico litoral de la isla italiana de Cerdeña existe un pequeño archipiélago protegido como parque nacional que se sitúa junto a la Costa Esmeralda. Formado por siete islas y un puñado de islotes, destaca Maddalena, la mayor de ellas, que se encuentra conectada con la isla de Caprera gracias a un istmo natural. Este conjunto conforma un vergel de playas con pinos, lagunas y fondos marinos de aguas transparentes poblados de plantas acuáticas como la posidonia.