Tarifa, mucho más que viento y surfistas
Si por algo es mundialmente conocida la ciudad de Tarifa, extremo meridional de Europa y más cercano al continente africano, es por ser una de las capitales mundiales del kitesurf y windsurf. Al encontrarse entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, soplan los vientos de Levante y de Poniente lo que, unido a sus extensas y espectaculares playas la convierten en el sitio ideal para la práctica de este tipo de deportes.
A lo largo de los 35 kilómetros de costa de Tarifa, con sus magníficas playas y fondos marinos, destacan la playa Chica, situada entre el puerto y la Isla de las Palomas; la playa de los Lances; la de Valdevaqueros, en Punta Paloma; y la de Bolonia, en la que se acumula la mayor concentración de surfistas.
Pero no todo lo que se mueve en estas aguas son surfistas y bañistas. Esta zona se encuentra poblada por multitud de especies marinas de lo más vistosas que no es complicado atisbar, como los delfines, los calderones, así como otras especies de cetáceos como las orcas, los cachalotes, etc.
Si nos atrevemos a alejar la vista del agua, guardar la toalla y calzarnos unas zapatillas, quizá podamos interesarnos por las ruinas de la ciudad romana de Baelos Claudia, a unos 12 kilómetros de Tarifa, y cuyo origen data de finales del siglo II a.C. El entorno en el que se encuentran es espectacular, rodeada de pinos, mar, y la enorme duna de Bolonia.
Y es que la zona del Estrecho de Gibraltar se encuentran plagada de parques naturales como el de Los Alcornocales, en los que se pueden practicar todo tipo de actividades turísticas y deportivas como la escalada, hacer rutas de senderismo y bicicleta, atreverse con el barranquismo, montar a caballo o en kayak, etc.
La ciudad de Tarifa también cuenta con un buen puñado de atractivos. Su casco histórico se encontra rodeado por una muralla medieval declarada Bien de Interés Cultural en 2003, lo que combinado con las calles adoquinadas y el castillo de Guzmán el Bueno, construido en el siglo X, nos transporta a épocas de armaduras y estandartes. Mientras tanto, la calle Batalla del Salado hará las delicias de los surferos, ya que se encuentra plagada de tiendas de ropa y accesorios especializadas en deportes acuáticos.
Al este del casco viejo se encuentra la recomendable iglesia de San Mateo, construida sobre los restos de una antigua mezquita y en la que destaca su enorme órgano y sus bóvedas de crucería gótica. Otro enclave privilegiado es el del Castillo de Santa Catalina, copia de un castillo italiano que se alza 24 metros sobre el nivel del mar.
Por supuesto, si visitamos Tarifa no hay que dejar de ver el mirador al Estrecho de Gibraltar, en donde los días claros podemos disfrutar de una magníficas vistas del continente africano; y del punto de encuentro entre el Mediterráneo y el Atlántico, donde se dice que, en determinados días, se puede contrastar la calma de uno con la agitación del otro con solo girar la mirada.